La hiperinflación un fenómeno que destruye todo

La hiperinflación es un fenómeno económico, que surge en los países donde los Gobiernos actúan con “irresponsabilidad e indisciplina” en el manejo de las finanzas públicas. La actuación prolongada en condiciones de déficit fiscal e inclusive el incremento del mismo en el tiempo, los seduce a mantenerse en esa condición que se convierte en un fenómeno patológico, al ejecutar recursos que no produce ni posee. Estos gobiernos actúan con la colaboración de los Bancos Centrales, los cuales se convierten en cómplices al financiar el déficit fiscal, iniciando la monetización del déficit del sector púbico con dinero inorgánico que imprimen las autoridades monetarias. Está distorsión genera entonces el tan pernicioso fenómeno llamado “hiperinflación” que destruye todo a su paso: el sector privado; el salario de los trabajadores; la seguridad social; el presupuesto público; entre otros.

Nicolás Maduro engendró la hiperinflación en Venezuela

Durante el año 2017 el déficit fiscal se ubicó por encima del 50% del Producto Interno Bruto (PIB), acentuando una dinámica perversa sustentada en el financiamiento del déficit de empresas públicas (por ejemplo PDVSA es financiada por el Banco Central de Venezuela (BCV). La continua compra de papeles de deuda emitidos por esta empresa pública es una realidad cada vez más evidente, muestra resaltante de ello es la estatal petrolera, donde se han creado artificios para ocultar dichas operaciones desde el año 2103, con estas operaciones financieras entre PDVSA y el BCV se monetiza una parte significativa del déficit del sector público, en momentos donde el acceso a otras fuentes de financiamiento como el mercado internacional es inaccesible por la insolvencia, el riesgo y el aislamiento del régimen.

El dictador procura “despacharse y darse el vuelto”, mientras que las implicaciones de estas distorsiones monetarias las paga el ciudadano de a pie, cargando con el impacto inflacionario que destruyó su poder adquisitivo, patrimonio y condiciones de vida. Durante el año 2017, Nicolás Maduro profundizó la política de controles de precios, tipo de cambio, tasas de interés, producción, exportación e importación y acentuó el hostigamiento a la iniciativa privada. Al mismo tiempo la expansión de la liquidez monetaria marcó la hora con una expansión para ese año en un 219,71% (BCV).

En este contexto el BCV continuó con la expansión de la base monetaria, la cual amplió durante el primer semestre del 2018 en un 14% semanal en promedio, destacando semanas con incrementos de hasta 19%, lo cual atizó el fenómeno de la hiperinflación en el país, la misma se diagnosticó en el mes de noviembre cuando los precios se incrementaron en 56,7% (INPCAN). Desde la Asamblea Nacional, academia y empresariado se exhortó al gobierno a declarar la presencia de esta anomalía con el objetivo de concretar una estrategia para detenerla lo más rápido posible, dado el carácter altamente destructivo de este fenómeno en las sociedades y lo devastador que es para las familias, empresas e instituciones.

A un año de la hiperinflación el país se hunde en la miseria

Los venezolanos hemos vivido los embates de la nefasta y criminal gestión económica y social del régimen en este año de hiperinflación. Las secuelas de esta grave crisis tendrán peligrosas consecuencias económicas y sociales, se expresan de manera concreta en la destrucción del poder adquisitivo de las familias, su patrimonio, el ahorro, sus prestaciones sociales, desnutrición y miseria, estando en presencia del colapso del consumo, con apenas dos meses y medio de un nuevo salario mínimo que ya se pulverizó. Paralelamente, por quinto año consecutivo se proyecta la caída del producto interno bruto de la nación, entre -17% a -20%, lo que agudiza la destrucción en cinco años de más del 50% de la producción nacional. Se estima que los niveles de pobreza estarán superando el 90% de la población junto con un alarmante aumento de la desnutrición, donde resalta ya que entre el año 2015-2017 el 11,7% de la población esta subalimentada (FAO), situación que incrementará el flujo de venezolanos huyendo a otros países en busca de mejores condiciones de vida.

El alza exacerbada de los niveles generales de precios, a un año de la aparición de la hiperinflación, se avizora de manera más agresiva, devastadora y sin perspectivas de desaceleración, dado que no se observa una estrategia por parte del régimen que muestre voluntad en corregir los factores que inciden en el fenómeno hiperinflacionario. La tasa de inflación anualizada a octubre 2018 se ubicó en 833.997%, mensual 148,2% y diaria 3%. Al mismo tiempo, el equipo económico del FMI reconsideró sus proyecciones, ajustándolas de 1.000.000 a 1.350.000% de inflación para este año, cifra que refleja el desastre económico y la crisis social a la que se enfrenta el país que desembocó en una situación de empobrecimiento estructural.

A un año de la aparición de la hiperinflación en Venezuela la población más vulnerable, los trabajadores, ven cómo diariamente sus condiciones de vida se deterioran a una velocidad vertiginosa, que los deja atónitos ante la voracidad que tienen los precios en sus mermados ingresos, que apenas le permiten alimentarse, así mismo el colapso de los servicios del sistema de salud pública los deja expuestos ante cualquier evento. Pasado un año del inicio de la hiperinflación de Nicolás Maduro, se agudizó la emergencia humanitaria compleja, fenómeno que ha descrito ampliamente el equipo de Provea.


Luis Crespo / Especial para Provea